Comentario a la Epístola y Evangelio del IV Domingo de Adviento

Fuente: Distrito de España y Portugal

Comentario a la Epístola

En esta Epístola, la Iglesia pone ante la vista de los pueblos, la dignidad del sacerdocio cristiano, con ocasión de las Ordenes que se han conferido la Víspera, recordando al mismo tiempo a los Ministros sagrados la obligación que han contraído de permanecer fieles al cargo que les ha sido impuesto. Por lo demás, no es cosa de las ovejas el juzgar al pastor: todos, sacerdotes y fieles deben vivir en espera del día del Advenimiento del Salvador, de aquel último Advenimiento cuyo terror será tan grande cuando fué atractiva la dulzura del primero y del segundo para el que preparamos nuestras almas. Después de haber

hecho oír al auditorio estas severas palabras, la Iglesia vuelve a tomar el hilo de sus esperanzas, cantando todavía la próxima llegada del Esposo.

Comentario al Evangelio

Próximo estás, oh Señor, pues la herencia de tu pueblo ha pasado ya a poder de los Gentiles y la tierra que habías prometido a Abraham no es hoy día mas que una provincia de ese dilatado imperio que debe preceder al vuestro. Dia tras día se van cumpliendo los vaticinios de los Profetas; la profecía de Jacob también se ha realizado: Será quitado el cetro a Judá. ¡Oh Jesús! todo se halla dispuesto para tu llegada. De tal modo has renovado el aspecto de la tierra; dígnate renovar también mi corazón y alentar mi ánimo en estos últimos días que preceden a tu venida. Sentimos la necesidad de retirarnos al desierto, solicitar el bautismo de la penitencia y enderezar nuestros caminos: obra todo esto en nosotros, oh divino Salvador, para que el día que bajes a nosotros, nuestra alegría sea completa.