CÑ 40 - Tiempo después de Pentecostés

Carta a los niños 40 | Tiempo después de Pentecostés
“Cuando venga el Espíritu Santo os recordará todo lo que Yo os he enseñado”, dijo Nuestro Señor a los apóstoles en la última cena.
Con el domingo de ayer comenzó el tiempo que la Iglesia llama “después de Pentecostés”. Todo este tiempo litúrgico, representa el tiempo en que la Iglesia peregrina sobre esta tierra hasta la segunda venida de Nuestro Señor al final de los tiempos, cuando se acabará la historia.
Se llama así porque la Iglesia comenzó su misión el día de Pentecostés, y esta misión terminará al final de los tiempos. Además, porque el Espíritu Santo se ha quedado en la Iglesia para santificar a todos sus miembros.
Y tal como había dicho Nuestro Señor, el Espíritu Santo, por medio de la Iglesia, nos recuerda aquellas cosas que vino a enseñarnos Jesús, y es por eso que, el primer domingo después de Pentecostés, festejamos la Fiesta de la “Santísima Trinidad”, que es el misterio principal de nuestra fe católica.
Lo primero que quiere el Espíritu Santo que consideremos, es el misterio de un único Dios en tres Personas. Es un misterio que nosotros nunca podríamos haber descubierto si Dios no nos lo hubiera querido revelar. Y aunque en esta vida sólo nos toca tener una FE inquebrantable en este misterio, en la vida eterna será para nosotros causa de un gozo eterno. Y porque es el principal misterio de nuestra fe, es por eso que comenzamos todas nuestras oraciones en el “nombre de la Santísima Trinidad”. También, porque la visión de la Trinidad es el fin de nuestra vida, casi todas las oraciones terminan con un “gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo”. Por lo tanto, cada vez que pensemos en este misterio, debemos hacer actos de Fe en Dios: “creo Señor en este misterio que Tú me has revelado. Aumenta mi Fe”.
Lo segundo que nos recuerda el Espíritu Santo, es otro misterio de Fe, que vamos a festejar el jueves próximo: la Fiesta de “Corpus Christi”, de la cual hablaremos después. Lo tercero es el amor que Nuestro Señor Jesucristo nos tiene, y por eso celebraremos la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús, el viernes de la semana que viene.
Y así, cada domingo o fiesta, la Iglesia, guiada por el Espíritu Santo, nos recuerda algo de la doctrina cristiana que nos enseñó Jesús, para que, pensando en las grandes verdades de nuestra fe, las pongamos en práctica, y poco a poco, con ayuda de este Divino Espíritu nos vayamos santificando y preparando para llegar a la “Patria Eterna”.
De allí, que el color de los ornamentos los domingos sea el verde, que es el color que significa “la esperanza”, porque durante toda esta parte del año (y durante toda nuestra vida), debemos siempre tener una viva esperanza de llegar al Cielo, por más obstáculos que nos pongan nuestros enemigos, el demonio, el mundo y la carne.
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RP Gastón Driollet, fsspx