CÑ 37 ¿Por qué Nuestro Señor subió al Cielo?

Fuente: Distrito de España y Portugal

Carta a los niños | Por qué Nuestro Señor subió al Cielo

Por qué Nuestro Señor subió al Cielo

Dios siempre obra con sabiduría y orden. En la creación vemos el orden admirable con que Dios ha dispuesto todas las cosas. Cada cosa está en el lugar que le corresponde. Y como Nuestro Señor Jesucristo es Dios, en cada una de sus acciones hay un maravilloso orden.

Cuando Nuestro Señor resucitó de entre los muertos por su propia virtud, resucitó con un “cuerpo glorioso”, es decir, con un cuerpo dominado totalmente por el alma y cuya cualidad principal es la “incorrupción”, lo cual quiere decir que el cuerpo de Jesús, no podía padecer ni sufrir ningún tipo de daño. Pero en esta tierra en la que vivimos nosotros, todas las cosas son corruptibles: vemos, por ejemplo, cómo el agua se evapora, vemos a las plantas que se marchitan, a los animales y a los hombres que mueren y sus cuerpos se corrompen. Por todo esto, vemos cómo a Nuestro Señor, ya no le correspondía propiamente quedarse en esta tierra, porque no era un lugar adecuado a su condición. Puesto que Nuestro Señor tenía un cuerpo glorioso, le correspondía ir a un lugar que tenga esa misma condición, y ese lugar es el Cielo. Esa es la razón principal por la que convenía que Nuestro Señor subiera al Cielo. Y si Jesús quiso quedarse 40 días después de su resurrección aquí abajo, fue sólo para mostrar a sus apóstoles la verdad de su resurrección.

Alguno podría pensar que hubiera sido mejor para nosotros que Nuestro Señor se quedara aquí, ya que así, viéndolo a Él, sería más fácil salvarnos.

Sin embargo, su Ascensión fue más útil para nuestra salvación, aunque nos haya privado de su presencia corporal.

Primero, porque así aumentó nuestra fe. Ya habíamos visto cómo se tiene fe de aquellas cosas que no se ven. Y Jesús mismo había dicho: “bienaventurados los que sin ver, creyeron”. Por lo que, al no ver a Jesús, necesariamente crece en nosotros la fe, la cual será recompensada grandemente por Dios con la visión beatífica.

Segundo, porque así aumentó nuestra esperanza. Jesús antes de morir en la cruz, les dijo a los apóstoles: “me voy a prepararos un lugar”. Por lo tanto, que Jesús haya subido al Cielo, nos da esperanzas de que algún día también nosotros llegaremos al Cielo a donde está Él.

Tercero, para que crezca nuestro amor a las cosas del Cielo. “Donde está tu tesoro, allí está tu corazón”, dijo Jesús. Por tanto, como Jesús, que debe ser nuestro único amor, está en el Cielo, nos eleva a amar más todas aquellas cosas que nos conducen al Cielo a donde está Él.

Por todo esto, vemos cuán conveniente es la Ascensión de Nuestro Señor Jesucristo a los Cielos, y cuán benéfica es para nosotros. Por eso todos los años debemos celebrar con más alegría esta fiesta y pedirle a Dios que nos dé un gran deseo del Cielo, porque nadie entra en el Cielo, si antes no tiene un gran deseo de él.