CÑ 31 - Nuestra Señora de Luján

Carta a los niños 31 | Nuestra Señora de Luján
Hoy, 8 de mayo, se celebra en la Argentina la fiesta de Nuestra Señora Luján, patrona de dicho país. La historia de la Virgencita es muy curiosa y por eso os la voy a contar…
En el año 1630, había un hacendado portugués que estaba construyendo una capilla en una de sus estancias que tenía en una región que hoy pertenece a la provincia de Santiago del Estero. Allí quería colocar una imagen de la Inmaculada Concepción, para lo cual, mandó a pedir que le hicieran la imagen en el Brasil, en un lugar llamado, Pernambuco. La escultura, medía tan sólo unos 38 centímetros de alto, y fue hecha con arcilla cocida o terracota. Además de esta imagen de la Inmaculada, se hizo una de otra advocación de la Virgen.
Así partieron las dos imágenes, cada una en una caja distinta, desde Brasil, por mar, hasta el puerto de la ciudad de Buenos Aires. Una vez en el puerto, colocaron las cajas en carretas tiradas por bueyes, y comenzaron el camino hasta Santiago del Estero.
Corría el mes de mayo, y después de varios días de marcha, se detuvo la caravana para pernoctar en la Estancia de Rosendo de Triguero. Llegada la mañana y después de haber tomado un buen mate para quitarse el sueño, cargan nuevamente las carretas para continuar el camino. Pero para sorpresa de todos los presentes, los bueyes de una carreta no se mueven. Usan los látigos, pero nada ocurre. Colocan más bueyes, pensando que la carga era demasiada, pero nada, los bueyes no avanzan. Alguno tuvo la idea de bajar algunas de las cajas para ver si así lograban algo. Bajan la caja que contiene una de la imágenes de la Virgen, pero nada, los bueyes seguían quietos. Entonces bajan la caja que contenía la imagen de la Inmaculada, y…los bueyes avanzan. Admirados, deciden repetir la misma maniobra: colocan la caja de la Inmaculada en la carreta y los bueyes nuevamente no se mueven. Vuelven a quitar la caja y la carreta avanza. Al punto todos gritaron ¡milagro!, e interpretaron que era la voluntad de la Virgencita de quedarse en esas tierras.
Un negrito, llamado Manuel, testigo de lo sucedido, quedó encargado de custodiar y de honrar la imagen milagrosa. Al fallecer el dueño de la Estancia, esta quedó abandonada, sin embargo, el negrito Manuel, continuó con sus servicios a su “patrona”.
Una Señora piadosa, preocupada por la soledad de la Virgen, pidió que le entregaran la imagen para colocarla en una capilla más digna. Una vez que trasladó la imagen a su estancia, que quedaba a las orillas del río Luján, cuando a la mañana siguiente fue a rezar, se dio cuenta que no estaba allí la imagen. Al iniciar la búsqueda, descubrió que estaba otra vez en el lugar del milagro. Se pensó que Manuel, la había traído, pero como este hecho ocurrió varias veces sin que nadie viera que alguien sacara la imagen por la noche, los vecinos del lugar y el clero, se dieron cuenta de otro milagro de la imagen: la virgencita se “escapaba” sola por la noche y volvía con su fiel servidor.
Finalmente, el clero decidió hacer un traslado más solemne y construirle un santuario adecuado para guardar la milagrosa imagen y para que los fieles pudieran ir a venerarla.
Así la Virgen de Luján se convirtió en el centro de devoción de las “tierras del Plata” y patrona del pueblo argentino.
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Padre Gastón Driollet, fsspx