CÑ 28 El demonio confiesa la verdad

Fuente: Distrito de España y Portugal

Carta a los niños 28 | El demonio confiesa la verdad

El mes de Mayo está dedicado a la Virgen María, el cual finaliza precisamente, con la fiesta de María Reina. Por eso vamos a mostrar con un ejemplo, cómo la Virgen es reina de todo el mundo, pero tomando el testimonio del mismo enemigo…

Un día estaba predicando Santo Domingo, y al bajar del púlpito, le presentaron un endemoniado, el cual gritaba como un loco y rompía todo lo que se ponía a su alcance. Santo Domingo se encaró con el espíritu y le interrogó: “Demonio, ¿por qué te has apoderado de este pobre desgraciado?”.

“Porque es un incrédulo y porque no hacía caso de la Virgen María”, respondió el demonio. “Hace un mes que te está oyendo predicar y no hace ningún caso. Por eso hemos entrado en él, yo y otros muchos”.

Y otra vez le preguntó el Santo: “Demonio, di delante de toda esta gente que me rodea la verdad ¿Es cierto todo lo que yo predico acerca de la grandeza de la Virgen María?”.

Y no un demonio, sino muchos, contestaron entre aullidos espantosos: “Cristianos, oídlo bien, todo lo que predica Domingo, es verdad”.

Y el Santo, queriendo que aquel espíritu del mal, predicara al menos una vez la verdad, insistió: “Responde, ¿Cuál es la creatura más grande del mundo, que merece nuestro mayor amor, después de Nuestro Señor Jesucristo?”.

Y los demonios, lanzando un grito, dijeron: “porqué quieres atormentarnos. Déjanos que volveremos al infierno donde sufrimos menos que confesando las grandezas de nuestra enemiga”. Pero Domingo replicó: “¡Contesta en nombre de Dios!”. “Te lo diremos pero en secreto”, contestó Satanás. “¡No! Sino públicamente”, insistió el Santo.

Los demonios se revolcaban en el suelo gritando, pero no querían contestar. Entonces el Santo, se puso de rodillas y le rezó a la Virgen para que mandara a esos demonios a confesar la verdad. Los demonios gritaban más aun, pero al fin hablaron: “Manda a los ángeles del Cielo a que hablen, nosotros somos unos embusteros y mentirosos”. “¡No! Quiero que sean vosotros los que canten las grandezas de María”.

En ese momento, vio el gran apóstol del rosario, que bajaba la Reina de los Cielos rodeada de ángeles, y acercándose al poseso, le ordenó: “Habla, yo te lo mando”.

E inmediatamente obedecieron: “¡Qué rabia decir la verdad! Tengo que confesar que la Madre de Jesús es la abogada de los pecadores y que si no fuera por ella pronto se llenaría el infierno. Ella disipa todo nuestro poder. Si no fuera por ella ya habríamos destruido la Iglesia. Aquellos que la invocan en la hora de la muerte se escapan de nuestras garras. Y, aunque nos enfurece decirlo, ninguno que persevere en la devoción del rosario se condenará. María alcanzará a sus devotos la contrición, el perdón y el Cielo”.

Al oír esto, Santo Domingo cayó de rodillas y comenzó a rezar el rosario con todo el pueblo que estaba allí presente, y, a medida que iban rezando un avemaría, salía un demonio en forma de carbón encendido, del cuerpo del desgraciado poseso.

Y así, el demonio mismo nos confirma la importancia de la devoción a María. Recemos con gran fervor el santo rosario para salvar nuestras almas.