CÑ 25 - La virtud de Caridad

Fuente: Distrito de España y Portugal

Carta a los niños 25 | La virtud de Caridad

Ya hemos hablado antes acerca de la caridad. Sólo vamos a recordar aquí qué es y vamos a poner un ejemplo.

La caridad es una de las tres virtudes teologales como la fe y la esperanza, es decir, una virtud sobrenatural, infundida por Dios en el alma, por la cual amamos a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a nosotros mismos por amor de Dios.

Hemos de amar a Dios porque Él es el sumo e infinito bien, porque así nos lo ha mandado y por todos los beneficios que nos ha dado. Ya hemos visto cuánto nos ama Dios, hasta hacerse hombre y morir en la cruz por nosotros.

Un día, un hombre que tenía mucho prestigio entre las demás personas, porque era de familia acomodada y con dinero, y además, era inteligente, poeta y filósofo, caminaba por una calle y oyó a un pobre “picapedrero” que estaba trabajando, y que a cada golpe que daba con el martillo decía: “gracias, gracias”.

El filósofo, se acercó maravillado y le preguntó: “¿a quién das tantas gracias?”. El picapedrero, levantando su cabeza y mirando a su interlocutor, le respondió con la mayor sencillez: “Pues ¿a quién va a ser? A Dios”.

“Buen hombre”, replicó el filósofo, “si tú hubieras nacido en un palacio, de una familia noble, y si hubieras sido rico y exitoso, querido por todos, yo comprendo que dieras gracias a Dios. Pero mira: Dios pensó en ti una sola vez al crearte, luego te lanzó al mundo, puso en tus manos un martillo y…se olvidó de ti”.

El pobre picapedrero, que no era, en efecto, ni rico, ni poeta, ni filósofo, pero que, sin duda, era mucho más cristiano que él, se cruzó de brazos y mirándolo le dijo: “¿Con que, usted dice que Dios sólo pensó una vez solamente en mí?”. “Claro, por supuesto…”, contestó el filósofo. Entonces el rústico trabajador exclamó con los ojos llenos de lágrimas: “Señor ¿y le parece a usted poco? ¡Todo un Dios pensar, aunque sea sólo una vez, en un pobre picapedrero!…¡Gracias Dios mío, gracias!...”. Y siguió picando piedras.

Ahora bien, sabemos que Dios no pensó una sola vez en nosotros, sino que todo el tiempo está pensando en nosotros, porque si dejara de pensar en nosotros, desapareceríamos instantáneamente. Además, nos ha dado un montón de beneficios, en especial, sobrenaturales, que son más importantes que los bienes de este mundo, como la fe, la esperanza, la caridad, los sacramentos, etc… ¡Cuántos bienes nos ha dado Dios! Eso debe animarnos a amar a Dios infinitamente y a manifestárselo continuamente, dándole gracias por sus beneficios, como el picapedrero…